About Me

My photo
Tengo ganas de contarte...

Monday, October 10, 2005

EL RETO

Sus dientes, pegados a la máquina, se apretaban contra el metal frío que se movía con un sacudón frente a unos labios que se negaban a dejarla entrar. La punta de su lengua, apretada contra los dientes delanteros inferiores, la obligaba a abombarse con un movimiento ondulante y compulsivo. Los lados de esta rozaban los molares en un movimiento hacia adelante y hacia atrás, como queriendo sacarse el dolor al frotarse contra ellos. Al comprimirse el metal contra sus labios, estos se estrechaban hacia los lados produciendo un dolor en las mejillas como de mil agujas punzantes que le atravesaban la piel. Las gotas de sudor, corriendo presurosas desde su frente, se colaban por la comisura de los labios mezclándose con la herrumbre del metal dándole un sabor de carne vieja a la madera. Una gota gorda escapaba por el centro de su nariz, quedándole, vacilante, colgada en la punta hasta que aterrizó en la hendidura del labio superior causándole un cosquilleo desagradable e inoportuno. No pudo dejar de emitir un sonido gutural, un ronquido seco el cual, al chocar contra el metal aferrado ahora a sus caninos, se transformó en un chillido parecido al frenar de un tren. El sonido se desdobló en un tono bajo, como el aullido de un perro moribundo; el cuello, hinchado, le obligaba a levantar las cejas pareciendo querer expulsar los globos oculares de sus cuencas. Una hiper extensión de su mandíbula le hizo temblar la cabeza con tal fuerza, que el aire que no podía salir a través del metal le tapó los oidos produciéndole una sensación de mareo, y la impresión de que los tornillos comenzaban a saltar fuera de sus refugios en la madera. Fue ahí cuando abrió la boca buscando el aire desesperado, con una compulsión más parecida a un trance, que lo dejó tendido a lo largo de la cama en total agotamiento. Luego de un rato, agotado y en absoluta frustración, tiró la armónica al cesto y se largó a la calle.