About Me

My photo
Tengo ganas de contarte...

Wednesday, September 28, 2005

LA CIUDAD

Una larga fila de hormigas entraba por los huecos de mi nariz después que la misma estaba lo suficientemente seca como para no ahogar a ninguna de ellas. El segundo batallón ya había llegado a mi esófago, a través de la garganta, por un agujero labrado anteriormente por los gusanos, ya desaparecidos, en mis tejidos. Al llegar a la amplia caverna de mi estómago, habilitado debido a la evaporación de los fluidos corrosivos, comenzaron a construir un puente apilando sus cuerpos hasta la mitad de la bóveda, permitiendo así que la larga fila de sus compañeras pasara directo a los túneles de mi intestino sin mayores problemas.

Del otro lado, debido a la contracción de los tejidos alrededor del ano, un grupo de aproximadamente quinientas hormigas luchaban por abrir una entrada, despegando, capa por capa, los restos de la epidermis en una taxonomía sistemática que hubiera sido la envidia de cualquier cirujano. Se encontraron con la desagradable sorpresa de que el colon se había secado y contraido a tal punto que les llevaría horas, si no días, para llegar a extraer suficiente tejido para hacer un nuevo tunel.

Entretanto, otro batallón se abría paso entre las capas de mis testículos, descubriendo que la pared dorsal del conducto seminal estaba aún intacta, a pesar del trabajo asiduo de los pájaros, facilitando así el trabajo colectivo organizado por los líderes de la colonia. Una comisión había llegado a mi bóveda craneal tras un trabajo agotador, comenzando de inmediato la confección de lo que sería la Sala Real. La hendidura de lo que habría sido la sede del hipotálamo era perfecta para la organización y almacenamiento de las nuevas larvas que serían alimentadas por las obreras. Ya los pájaros habían dado cuenta de la mayoría de los gusanos en una orgía devoradora que duró sólo unos minutos; los pocos sobrevivientes fueron pastos de las hormigas, herederas finales del botín. La tormenta de arena que cubrió parcialmente el cuerpo, ahuyentó oportunamente a las aves permitiendo así que el sol deshidratara los tejidos apresurando el proceso de momificación tan útil al trabajo de construcción colectiva.

Había comenzado al fin la verdadera prolongación del sentido de mi existencia.

1 comment:

luis Alfredo Certain said...

El retorno de William Blake.Develado el misterio de la muerte.